Una mujer de 26 años ha sido detenida por presuntamente extorsionar a 311 hombres en gran parte del país tras seducirlos en redes sociales con un montaje de su cuerpo a través de inteligencia artificial (IA).
La investigada ha sido arrestada en una pequeña localidad de la provincia de Guipúzcoa en una operación conjunta con agentes de la Sección de Ciberdelincuencia de la Comisaría Provincial de Málaga y sus homólogos de la Brigada Provincial de Policía Judicial en San Sebastián, según han informado en un comunicado.
De las pesquisas se desprende que, con una enorme pericia y escasos recursos, básicamente un teléfono inteligente con una aplicación de montaje fotográfico y un dispositivo de iluminación de autofoto, la mujer creó una imagen ficticia de sí misma, y se presentó en Internet con un cuerpo irreal, obra de la inteligencia artificial
Después de ganarse la confianza de los hombres que contactaban con ella de manera virtual y, tras sonsacarles imágenes de carácter sexual, los amenazaba con difundir tales contenidos a familiares y conocidos si no accedían a una serie de pagos a través de transferencias bancarias
La investigada, que actuaba en solitario -a diferencia de las organizaciones criminales, altamente estructuradas, que se dedican tradicionalmente a esta modalidad delictiva-, ingresó 16.300 euros en ocho meses con este 'modus operandi'.
Centenares de afectados
El número de perjudicados se deduce directamente de los pagos realizados a cuentas bancarias de la investigada, donde figuran en los movimientos conceptos como 'envío por acuerdo de parar amenaza' o 'borra, por favor'.
Sin embargo, la mayoría de las víctimas no ha denunciado los hechos por distintas motivos personales.
La investigación, denominada 'Curvas', se inició precisamente tras interponerse las primeras denuncias por 'sextorsión' en Málaga y en San Sebastián y los agentes detectaron un cúmulo de coincidencias que llevaban a un mismo perfil denunciado.
Más de 13.000 seguidores en una conocida red social
Precisamente, una de las cuentas bajo sospecha en una conocida red social mostraba a una usuaria con más de 13.000 seguidores, lo que reflejaba, a juicio de los investigadores, una intensa actividad publicitaria de captación y establecimiento de contactos con hombres.
Además, el perfil utilizado como 'gancho' se mantenía en el tiempo, asegurando algunos de los denunciantes haber mantenido 'directos' con la extorsionadora en Internet.
Durante las investigaciones, centradas tanto en el seguimiento del rastro del dinero abonado por las víctimas como en el análisis de las cuentas en redes sociales, se logró identificar a la persona que estaría detrás de las mismas, una mujer de 26 años.
Inteligencia Artificial
La imagen de la identificada se asemejaba, en cuanto a edad y rasgos faciales, a la que figuraba en los perfiles denunciados, no en cambio el resto de su figura corporal, objeto de una gran transformación mediante el uso de la inteligencia artificial.
Finalmente, una vez se obtuvieron suficientes indicios sobre la implicación en los hechos de la investigada, se procedió a su detención y se materializó también la entrada y registro en su domicilio.
En la vivienda no se localizaron equipos informáticos sofisticados, sino un teléfono inteligente con varias aplicaciones instaladas de retoque gráfico basadas en inteligencia artificial y un trípode con aro de luz para autograbaciones.
En un primer análisis del teléfono intervenido a la detenida, se localizaron las cuentas utilizadas por ella en una conocida red social para contactar con las víctimas, además de las imágenes que enviaba como reclamo, corroborando que era efectivamente la autora de los hechos.
Volcado del teléfono móvil
Posteriormente, en comisaría, se realizó un volcado de datos del terminal intervenido. Del análisis de 3.500 conversaciones a través de diferentes aplicaciones de mensajería y redes sociales, se pudo determinar una evolución en el tiempo del 'modus operandi' utilizado por la extorsionadora.
Instaba a los hombres a contratar sus servicios por adelantado, previo pago vía bizum, aunque sin presentarse nunca en el lugar pactado; más tarde, animaba a sus seguidores a sumarse a un canal privado de claro contenido sexual, a través de una aplicación de mensajería instantánea, igualmente previo pago, aunque resultaba ser otra estafa.
En última instancia, la investigada se centró en la 'sextorsión', se ganaba la confianza de las víctimas y conseguía que le enviaran imágenes íntimas con las que posteriormente los extorsionaba bajo la amenaza de difundirlas en su entorno personal.