Se llamaba 'Portillo' y llevaba dos puñales por pitones. Colorado, ojo perdiz, 580 kilos de una anatomía imponente, rematado por dos perchas espectaculares. El Toro de la Vega 2024 volvió a concitar a miles de espectadores en Tordesillas que vivía su día grande, renovando una tradición que desde 2015 ya no es la misma, desde que se prohibió su alanceamiento.
En los últimos nueve años, el Inmemorial Torneo del Toro de la Vega se convertido en una especie de encierro que comienza con su suelta en la calle San Antolín, en el corazón de la Villa del Tratado, y termina cuando llega al Prado del Zapardiel.
Ya sin torneo, ni alanzamiento, muy lejos de aquellas polémicas entre partidarios y antitaurinos que acudían a la localidad a protestar, el Toro de la Vega sigue reuniendo el tercer martes del mes de septiembre a miles de personas que no quieren perderse uno de los acontecimientos taurinos más multitudinarios de todos los que se celebran en Castilla y León.
En una mañana soleada, pero fresca por el viento reinante, a las 11.00 de la mañana salía al empedrado, el ejemplar reseñado para convertirse en el Toro de la Vega 2024, un espectacular y bravo toro de la ganadería salmantina de El Pilar, procedencia Aldeanueva. En pocos segundos se personaba en el puente sobre el río Duero, conducido por algunos mozos. De nombre Portillo, el colorado echaba alguna intimidatoria mirada a ambos lados de su carrera. En la rotonda, donde se daban cita cientos y cientos de espectadores, se emplazaba en la zona ajardinada. Algunos valientes cortadores lograron citar al astado, con peligrosos quiebros, algunos de los cuales cortaron la respiración de los presentes.
Al llegar al palenque, el toro impuso su jerarquía y embistió a todos los cites, en momentos de mucha tensión. Cuando 'Portillo' llegó al final del embudo se dio la vuelta y alcanzó las inmediaciones de la rotonda. De nuevo, hacia el pinar donde fue recogido por los caballistas. Pero el toro no quería, precisamente, Vega y volvió a reconducir sus pasos hacia Tordesillas. En las cercanías del puente sembró el pánico y cogió feamente a un mozo, algo más de media hora de su salida. El hombre fue volteado en varias ocasiones y recibió una tremenda paliza. Enseguida fue llevado hasta el puesto de la Cruz Roja y de allí, en ambulancia, al centro hospitalario.
BUEYES PARA DAR FIN AL FESTEJO
'Portillo' seguía amenazante, junto a los monolitos de la rotonda, esperando a quien osara a citarle. Muy peligroso el de El Pilar, que no quería saber nada del Prado del Zapardiel y prefería seguir mostrando su ofensiva estampa. Mucho costó devolverlo a la tierra y cuando lo hizo, el colorado ya iba muy orientado. De hecho arremetió contra una talanquera, haciéndola astillas. Suerte que el astado no arremetió contra los espectadores que vivieron el momento con pavor. Irremediablemente en la mente de todos los asistentesse hacía presente el recuerdo del trágico momento en el que el pasado año el toro se escapó en el embudo e hirió a una persona, sembrando el terror hasta que tuvo que ser sedado.
Unos 50 minutos después del inicio, 'Portillo' seguía emplazado en mitad del palenque, abriendo un espacio considerable con los mozos que no se arriesgaban a una más que segura cornada. Fue entonces cuando la organización decidió sacar la parada compuesta por siete bueyes para recoger al Toro de la Vega para reconducir su embestida y llevarlo hasta el Prado de Zapardiel.
No obstante, 'Portillo' decidía darse otra vuelta hasta el inicio del puente.
Exactamente 59 minutos después, una bomba señalaba el final de un largo y peligroso festejo. Pero todavía quedaba la ardua labor de recoger al Toro de la Vega y llevarlo hasta el final del recorrido, una tarea que se prolongó todavía durante unos minutos más.