Taylor Swift subió este miércoles, 11 de septiembre, al olimpo de los premios MTV Video Music Awards (VMA) al igualar el récord de 30 estatuillas que acumula Beyoncé y, aunque fue la ganadora absoluta de la noche, compartió protagonismo con otra estrella del pop, Katy Perry.
Swift ganó siete premios, incluyendo artista del año y mejor videoclip por 'Fortnight', junto a Post Malone, con lo que se colocó al nivel de la diva Beyoncé, que tiene 26 a su nombre más otros cuatro compartidos, dos con su marido Jay-Z, como The Carters, y otros dos con Destiny's Child.
La cantante, compositora y directora de 'Fortnight' habló de "la felicidad, la diversión y la magia" que le aporta su novio, el jugador de fútbol americano Travis Kelce, y animó a sus fans mayores de 18 años "a registrarse y votar otra cosa", en referencia a las elecciones presidenciales en EE.UU., convocadas para el 5 de noviembre.
Swift se coronó el mismo día en que irrumpió de lleno en la campaña electoral con un mensaje en Instagram en el que dio su apoyo a la vicepresidenta de EEUU y candidata demócrata, Kamala Harris, minutos después de que terminará el debate televisado con el expresidente y candidato republicano, Donald Trump.
La gala de tres horas, celebrada en el estadio UBS de Nueva York, estuvo cargada de actuaciones, pero sin duda la más espectacular fue la de Katy Perry, que antes de recibir el premio Vanguard a su carrera hizo un intenso repaso de 10 minutos a sus grandes éxitos.
La cantante voló por los aires entre rayos láser, corrió por un montículo y bailó sin parar, todo ello sin que se quebrara su voz mientras entonaba 'Black Horse', 'California Girls', 'I Kissed a Girl' o 'Fireworks', y, por si fuera poco, al finalizar comentó: "Hice todo esto en el primer día de mi periodo".
Perry agarró exultante el premio de manos su marido, el actor Orlando Bloom, a quien agradeció "lavar los platos", aseguró que sus dos décadas de éxitos no han ocurrido por "accidente", y aconsejó a las jóvenes artistas ser fieles a sí mismas y "cuidar su salud mental".
La mejor nueva artista fue Chappell Roan, apodada 'la princesa del Midwest' estadounidense, que recreó una escena medieval para cantar 'Good Luck, Babe!', vestida con armadura, y dedicó su logro a la gente trans, drag y gay, y a los 'queers': "Os entiendo, porque soy una de vosotros", dijo.
Por su parte, Sabrina Carpenter, que saltó a la fama como actriz de la factoría Disney con la serie 'Girl Meets World', consiguió su primer premio, el de la mejor canción del año, por 'Espresso'.
Hubo una sucesión de 'flashbacks' de los 40 años de los VMA: como en el año 2000, Eminem se rodeó de imitadores entre los que era 'the Real Slim Shady', mientras que la joven Carpenter evocó el famoso beso entre Madonna y Britney Spears de 2003 plantándole uno a un alienígena.
Eminem fue el rey del hip-hop, pero el género estuvo muy presente: la maestra de ceremonias fue Megan Thee Stallion; LL Cool J hizo un homenaje al sello Def Jam; y GloRilla rapeó entre llamaradas.
Por género musical, el mejor artista rock fue Lenny Kravitz, que más tarde reinterpretó la icónica 'Fly Away', con una boa de plumas blanca y pantalones metalizados, junto al rapero Quavo, de Migos, en clave trap.
Benson Boone, que saltó de TikTok a American Idol, se coronó como mejor artista alternativo con 'Beautiful Things, y la sudafricana Tyla, al ganar con 'Water' en la categoría 'afrobeats', reivindicó que la música africana es muy "diversa" y también puede ser "pop".
Además, la fuerza del K-Pop trascendió su categoría propia, que ganó la tailandesa Lisa, ya que dos bandas surcoreanas ganaron en mejor grupo y mejor actuación: Seventeen y Le Sserafim, respectivamente.
En música latina, la brasileña Anitta arrasó por tercer año consecutivo gracias a 'Mil veces', y formó parte de las actuaciones junto a Rauw Alejandro, Karol G o Camila Cabello.