Un gesto tan sencillo y cotidiano como sacar dinero de un cajero automático es prácticamente imposible en la España más rural. Las entidades bancarias han ido retirando progresivamente sus oficinas de las poblaciones más pequeñas (y no tanto), haciendo un poquito más complicada la vida en la que ahora llaman los territorios vaciados. La única solución, hasta ahora, era desplazarse a los núcleos de población más grandes para poder extraer dinero o realizar las operaciones más básicas.
Desde hace un año, en la provincia de Valladolid se ha puesto solución a este apagón financiero con un cajero móvil que recorre todas las poblaciones vallisoletanas que no cuentan con ninguna oficina bancaria. En total son 175 los municipios a los que ofrece servicio esta iniciativa de Diputación de Valladolid. La idea es sencilla. Se trata de un camión dotado de un cajero móvil que llega a los pueblos dos veces al mes (si son mayores de 125 habitantes) o en una única comparecencia cada 30 días en el caso de los más pequeños.
"Era una necesidad que estaban demandando los ayuntamientos debido a que las oficinas bancarias se van de los pueblos. Hemos sido pioneros en toda España y decidimos poner en marcha este servicio a todos los municipios que no disponen ni de oficina ni de cajero automático; en total, 175 municipios y cinco entidades menores". La jefa de servicio de Hacienda de la Diputación de Valladolid, Virginia Benito, explica que se han rehecho las rutas en dos ocasiones para adecuarse a la demanda de los vecinos y recalca que el cajero móvil supone un importante "servicio social", por el que ya se han interesado otras instituciones, como por ejemplo la Diputación de Barcelona.
De lunes a viernes, en horario de mañana y tarde, el cajero móvil recorre las 20 rutas establecidas. En cada población permanece aproximadamente media hora en espera de que los vecinos puedan hacer uso del servicio, que gestiona Prosegur Cash. José Luis Herranz es uno de los conductores de este cajero ambulante. Dice que su función, además de conducir el vehículo y llegar a tiempo a la plaza de la localidad o al emplazamiento acordado, también es la de ayudar a los usuarios. "Siempre estamos dispuestos a ayudar a la gente a subir o bajar, informar o lo que se nos solicite; pero lógicamente tenemos unos límites, nunca tocamos la tarjeta del cliente o estamos presentes en el momento en que introducen su contraseña".
La comisión por la extracción de dinero en este cajero es de 1,35 euros, aunque Diputación de Valladolid ya ha llegado a sendos acuerdos con entidades como Unicaja, Cajamar y Cara Rural de Zamora quienes han decidido eliminar este cobro por el servicio. La intención de la institución provincial es que el resto de entidades bancarias también renuncien al cobro de comisión para favorecer el uso de los vecinos del medio rural.
Cada jornada, el cajero móvil recorre aproximadamente una quincena de poblaciones. La mayor parte de sus usuarios están encantados con el servicio, especialmente la gente más mayor que así no tiene que desplazarse a otras localidades para algo tan sencillo y cotidiano como sacar dinero de un cajero. El alcalde de Langayo, Enrique Frutos, aplaude la iniciativa: "Por una parte acerca el acceso financiero al medio rural, pero además evita que la gente tenga que desplazarse a otros núcleos rurales, con lo que ello conlleva de gastos e incluso robos y estafas".
Es el cajero móvil de Diputación, una luz de esperanza al apagón que sufre la España más rural.
